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Cuna del Folclor paramero

Pueblo Llano alberga una de las mas ricas y ancestrales culturas de Venezuela.

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... Y la particular forma de vida de esta gente entregada a la labor agrícola.

Cada Caserío será un descubrimiento extraordinario

Será maravilloso la interrelación con su gente, su cultura, su acervo, su patrimonio....

miércoles, 3 de diciembre de 2014

COMO LOS GRANDES / por Jorge Paredes



La noche se perfilaba alegre, dinámica, rozagante. El frio propio de diciembre visita sin piedad el rostro de los transeúntes y les obliga a titiritar momentáneamente. Las estrellas, desde lo más alto del firmamento, son files testigos de una noche pueblollanera.

Allá a lo lejos se oye el rumor: “¡¡Vamos pal grito, vamos!!”, refiriéndose al grito de Navidad que desde hace 14 años dan los pueblollaneros en bienvenida al mes de diciembre; una actividad a la que Francisco Paredes asistía religiosamente en cada oportunidad para acompañar a su grupo de los últimos años “Boulevar Gaitero” en una suerte de Fusión con algunos miembros de su viejo grupo aguinaldero “Tradición Navideña”. Allí le esperaban sus compañeros de música, Ruperto, Fredy y la demás muchachada.

Panchito era un muchacho más en aquellas lides. Siempre con el optimismo y el entusiasmo a flor de piel, firme en sus convicciones, diáfano en sus metas, sus ideas, sus proyectos, fiel a su familia, su esposa, hijos, amigos, su música…. ¡Aahh, su música!. Acá si es verdad que es largo el cuento.

No se sabe en qué momento se topó de frente con la música y se le metió tan dentro de sí que se hizo dueño de aquello que dice: “La lleva en la sangre”. Desde muy joven aprendió a tocar el cuatro y la guitarra. Cuentan que se iba a las paraduras o a donde hubieran otros músicos a ver como hacían los acordes y a practicar en su propio brazo, soñando con la melodía que aún no sonaba. Que no hubiera recursos económicos no le impidió hacerse él mismo una guitarra usando una lata de aceite y una tabla cualquiera hasta que logró reunir algún dinero para comprarse una verdadera.

Su hermana Gladys, quien se convirtiera en su segunda madre, le obsequió su primera Arpa y aprendió a tocar. Luego, de algún modo, adquiere otros instrumentos como una batería, un bajo una guitarra eléctrica, algunas congas y ya tenía su propio “Conjunto de Música” para amenizar “Los Templetes” de antaño en Pueblo Llano donde se hizo popular aquella canción que dice “Tengo una cometa que tiene todos los colores”...

Contabilizar las serenatas de “Panchito” es como atreverse a contar las gotas de un aguacero. Bajo sus acordes y el compás de románticos valses, boleros, tonadas, melodías, más de una muchacha suspiró al oír romperse el silencio de la serena noche pueblollanera. “Rosario”, “Conticinio” “Oh Ángel del Amor” “Preciosa Merideña” y una cadena de infinitas melodías rompían el silencio de la noche para endulzar el oído de alguna homenajeada.

En ese transitar le acompañaron grandes amigos. Máximo Santiago, Rigoberto Meza, Carlitos González, Ivo Ramírez, Freddy Rondón, Ruperto Quintero, Concepción Valero, entre otros muchos que aprendieron de él y le aportaron los nutrientes para convertirse en un gran músico autodidacta.

Una canción que ha sonado en múltiples actos culturales, tertulias, serenatas y actividades de diversa índole ha sido “Oh Pueblo Llano Hermoso”; incluso (La Orquesta Filarmónica de Carabobo hizo de ella un arreglo Orquestal); esta melodía, en su oportunidad popularizada por un señor de nombre Martín Contreras, es un regalo de la inspiración de “Panchito” para su pueblo querido.

Pueblo Llano, la cuna de Francisco Paredes, siempre fue un motivo de inspiración para sus sueños, sus luchas, sus aportes. No todo fue fácil. Necesidades y dificultades golpearon en muchas oportunidades la paciencia de Francisco; no obstante, a pesar de todo, nunca le falto la fe en Dios y una mirada de optimismo en su rostro. Su familia, sus amigos, siempre recibieron de él la palabra oportuna y la mano firme en el momento que de él necesitaron.

Su fiel Compañera, Violeta, fue su gran apoyo para salir adelante, el amor que se profesaron es innegable testimonio de un amor verdadero. Confesaba “Pancho” que esa mujer había sido su única Novia y así sigue siendo; con ella, a su lado, crecieron como familia y allí están, unidos como les demostró debía ser, Chema, Bere, Nohe y Mariú, recibiendo de sus padres la mejor herencia que se puede tener: El ejemplo y el testimonio de Vida.

Una vida que le llevo a transitar por diversos senderos, caminó por el cooperativismo, fue un excelente docente de educación física en los inicios del Liceo Creación Pueblo Llano, agricultor, amante de la cultura, presidente del Ateneo de Pueblo Llano, comerciante, entre otras lides; todas ejercidas con gran vocación, con el mismo ímpetu que le ponía a su inseparable agenda musical.

Ese curriculum de vida le refleja hoy su paso por agrupaciones como “Los Príncipes”, Tradición Navideña” y “Tradición Andina”, entre otros. Así le vimos en festivales de música, apoyando desinteresadamente a niños, jóvenes y adultos. En esos actos a veces se lucía tocando en el Arpa el famoso “Pájaro Campana”; pero además, entre enero y febrero no descansaba acompañando las Paraduras en su pueblo natal.

Así vivió “Panchito”, haciendo de su vida una gran obra, donde el mundo fue su escenario, la cosecha de aplausos aún se deja oír en la distancia y las notas de un cuatro, un violín, una mandolina, una guitarra y su inseparable arpa, siempre le acompañan. Se despide como los grandes, subido en una tarima y aplaudido por su público amado. Hoy esa charrasca marca el compás de su propio ritmo de vida y deja la enseñanza de vivir cada día con la misma plenitud con que él lo hizo.

Hoy sembramos a Francisco Paredes, pero la cosecha hace bastante rato que comenzó, con su ejemplo inspirador y su fe en Dios se marcha diciendo “todo es posible”. De seguro ya está al lado de sus padres Laudelino y Florencia, de la mano de sus hermanos Libio y Ángela, para sumarse a la corte de ángeles que desde el cielo iluminan el camino de quienes siguen acá en la tierra.

Hay una frase que se atribuye a Benjamín Franklin que dice: "Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto y corrompido, escribe cosas dignas de leerse o haz cosas dignas de escribirse". Panchito las hizo, esto es solo el prólogo.

Bendición Tío, Salúdame a mi viejo, a mi tía y a mis nonos, pronto nos encontraremos según la voluntad de Dios. ¡El aplauso es para Ti!


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