¡¡DESCONÉCTATE,
VIVE LA VIDA!!
Hace
algún tiempo visité, en compañía de mi compadre Carlos Salcedo, al amigo
Oswaldo Paredes, primo, para más señas. Estuvimos por su casa del cerro Mupate, en el lugar que él mismo se
encargó de divulgar como Masirey.
Allá estuvimos disfrutando de un mágico y natural silencio, rodeados de olores
sortílegos como el de la albricia y el frailejón, en una casa de diseño
colonial, con tejas, largo corredor, amplia sala, cómoda cocina, donde
disfrutamos relajadamente de una de esas “bebidas espirituosas” que él prepara
con sus ramas, esencias y saberes muy particulares.
Fue un
grato y bonito encuentro lejos de las diferencias políticas que se cruzan entre
las amistades y muy cercano a las afinidades y los recuerdos de un Pueblo Llano
que añoramos, que avizoramos, que soñamos en una nostalgia común.
Entre sorbo y sorbo se redescubre la vida
Cuántas
aventuras, cuántos amores, cuántas cartas, cuantos abrazos, cuántas luchas,
cuántos confidentes, cuántos amigos, cuántas palabras, cuantas cosas fueron
necesarias para resumir una vida en apenas unas seis horas.
Entre
sorbo y sorbo de la prodigiosa bebida más recuerdos afloraban, amores y
desamores, aventuras y desventuras, éxitos y fracasos y más éxitos, luchas,
arraigos, esperanzas… Y así
cayo la tarde y, con ella, la hora del retorno, no sin antes haber prendido el
viejo Pick Up y dejarle cantar las notas de Javier Solís acompañado por los
chasquidos típicos que las rayas en los acetatos producen al ser tocados, pero
que nos recalcan lo efímero de la tecnología y lo perenne de los recuerdos.
Que
entrañable encuentro lejos de los usurpadores de amistades en que se ha
convertido la Televisión, la radio, la internet, los celulares, los medios de “incomunicación”.
Bien vale la pena, de vez en cuando y de cuando en vez, desconectarse de esas “tecnologías”
para darse un “chance” de vivir viviendo.
Ojalá el
nuevo ser humano (y las nuevas generaciones primordialmente) tomáramos
conciencia de lo esclavos voluntarios en que nos hemos convertido gracias a “ESAS
TECNOLOGÍAS.
Por un encuentro
familiar, una sobremesa, una tertulia, un reencuentro de amigos bien vale la
pena apagar el celular o el televisor. ¡¡DESCONÉCTATE, VIVE LA VIDA!!
Al compás de Javier Solis otros recuerdos afloraron